Salud

Una treintena de mujeres encuentran en la danza una forma de relacionarse y aprender a relajarse para sentirse mejor

Son las participantes en la primera fase del Programa de bienestar ‘Aplicando la danza para la sociedad’ impulsado por la bailarina, coreógrafa e investigadora de la Escuela Internacional de Doctorado de la Universidad Rey Juan Carlos, Lucía Sierra Cano, en colaboración con el Ayuntamiento de Piélagos

Una treintena de mujeres han encontrado en la danza una forma de relacionarse y aprender a relajarse para sentirse mejor.

Son las participantes en la primera fase del Programa de bienestar ‘Aplicando la danza para la sociedad’ impulsado por la bailarina, coreógrafa e investigadora de la Escuela Internacional de Doctorado de la Universidad Rey Juan Carlos, Lucía Sierra Cano, en colaboración con el Ayuntamiento de Piélagos.

Desde 2017, esta vecina de la localidad de Carandía lidera el proyecto ‘Pura Vena’ (https://www.puravena.es/) con el que busca promover la mejora de la calidad de vida de las personas con cáncer, a través de este arte.

Tras una primera experiencia en el municipio, como fueron las Jornadas del bienestar, desarrolladas entre los meses de noviembre y febrero de la mano de la Asociación Cultural Mujeres de Piélagos, la Fundación ”la Caixa”  y el Ayuntamiento de Piélagos, el pasado mes de abril Lucía Sierra Cano y el Consistorio dieron un paso más.

Beneficios terapéuticos de la danza

Fue entonces cuando abrieron la posibilidad de experimentar los beneficios terapéuticos de la danza no sólo a personas con diagnóstico de cáncer -mujeres con cáncer de mama, principalmente- sino también a la  población en general.

De esta forma, se puso en marcha la primera fase de un programa, que tendrá su continuidad entre los meses de septiembre y noviembre.

Entonces, al igual que ha venido haciendo a lo largo el último trimestre, Lucia Sierra Cano impartirá dos modalidades de talleres: una presencial, en el Centro Cultural Quijano y otra online, a través de la plataforma Zoom.

La bailarina, coreógrafa e investigadora desarrolla en sus clases el método del Psicoballet, una técnica psicoterapéutica de origen cubano, que consiste en utilizar el ballet como una herramienta de ayuda para mejorar la conciencia y postura corporal, la coordinación o la flexibilidad, entre  otros  muchos beneficios. 

De hecho,  subraya que este método es capaz de adaptarse a cada persona teniendo en cuenta su patología y su condición física, un aspecto que facilita la integración e interacción de las participantes en el programa, ya que algunas de ellas como, por ejemplo, Carmen o Ana Rosa, nunca habían practicado danza antes.

Además, durante las sesiones Lucía Sierra Cano combina este método con diferentes técnicas  de   preparación   para   el   cuerpo   como   el   pilates,  el yoga  o la danza contemporánea.

Relaja un montón y es totalmente recomendable

“Practicamos con el cuerpo, hacemos ejercicios de relajación y estiramientos y, al final, te vas a casa de otra forma”. Así resume Amaya, una mujer jubilada, su participación en el programa que, a su juicio,  es “importantísimo para cualquier persona”.

En su caso, reconoce que el baile es una de las cosas que más le gusta. De hecho, se muestra convencida de que “es algo tan primitivo y ancestral que, obviamente, tiene que utilizarse como terapia”.

Amaya apunta que, además, es “una forma de relacionarse”, un aspecto en el que coincide su compañera Carmen, quien acudió al programa de bienestar “por curiosidad”, si bien afirma que se quedó “enganchada desde el primer día”.

“Pensaba que iba a hacer un poco de baile y salsa y eso, la verdad, yo no lo quería yo, así que me quedé encantada”,  explica Carmen. Es más, subraya que procura no faltar ningún día porque se va como nueva. “El otro día venía con la espalda hecha polvo y salí nueva”, apostilla.

Por su parte, Ana Rosa recuerda que, cuando se enteró de que el proyecto de Lucía Sierra Cano se abría a la ciudadanía, en general, se decidió a probar porque desde niña la danza siempre le había parecido “una cosa muy bonita”.

“Estoy encantada por lo bien que vienen los estiramientos y la coordinación y valoro mucho la profesionalidad de Lucía, quien transmite alegría y consigue que estés activa, que repitas y no cueste muchísimo”, recalca esta mujer, quien concluye que la danza  “relaja un montón y es totalmente recomendable”.

Otra forma de combatir las secuelas del cáncer de mama

Mujeres como Lola, Charo o Nuria coinciden en que bailar en buena compañía, reír mientras haces ejercicio físico e intercambiar experiencias son otras formas de combatir las secuelas del cáncer de mama, al que ellas se han enfrentado.

Lola, quien  pasó el tratamiento en plena pandemia, lamenta que “nadie te dice qué efectos vas a tener después de la quimioterapia”. Por suerte, apunta, “cuando vienes aquí y te dicen que a ellas les pasa lo mismo eso te da ánimos y vida para salir adelante”.

En los mismos términos se expresa Charo. Para ella, lo mejor de los  talleres es que, además del ejercicio y las clases amenas y divertidas que te dejan llenas de agujetas, “se hace un vínculo que no se puede explicar con palabras”.

Lo sabe bien su compañera Nuria, que reconoce haber entrado en depresión varios meses después del diagnóstico. Por ello, agradece esta iniciativa que, según dice, le ha “obligado a salir de su casa, en Santander, donde llevaba dos años encerrada”.