Cultura

Las emociones del binomio formado por Javier Peña Ruiz-Capillas y Gaynor, el que fuera su perro guía durante una década, recalarán en las bibliotecas municipales de Piélagos

El publicista y empresario torrelaveguense presenta en el Centro Cultural Quijano su libro en el que narra, en primera persona, sus vivencias personales desde que hace tres décadas perdiera la vista, a causa de una enfermedad hereditaria

Las emociones del binomio formado por Javier Peña Ruiz-Capillas y Gaynor, el que fuera su perro guía durante una década, recalarán próximamente en las bibliotecas municipales de Piélagos en Renedo, Mortera y Liencres.

El Consistorio adquirirá tres ejemplares del libro escrito por el publicista y empresario torrelaveguense en el que narra, en primera persona, sus vivencias personales desde que hace tres décadas perdiera la vista, a causa de una enfermedad hereditaria.

La idea es que los lectores de las bibliotecas municipales Francisco Sota (Renedo), Condes de la Mortera (Mortera) y Francisco Llata (Liencres) puedan acercase a su historia, marcada no sólo por su innegable afán de superación sino también por la llegada a su vida de sus tres perros guía, en especial, del segundo de ellos, un golden llamado Gaynor.

Javier Peña Ruiz-Capillas presentó su obra ‘Emociones de un binomio. Mi otro yo y los ojos de mi perro’ en el Centro Cultural Quijano, en el marco de la nueva edición del Ciclo ‘Otoño cultural’,  organizado por el Ayuntamiento de Piélagos, en colaboración con el Gobierno de Cantabria.

Un triple objetivo

El publicista y empresario torrelaveguense explicó al público asistente al acto que con la publicación de este trabajo había perseguido un triple objetivo.

Por un lado, según dijo, recuperar la masa social que había perdido y es que, a pesar de haber sido una persona muy conocida, al quedarse ciego se había visto un poco “aislado”.

Javier Peña Ruiz-Capillas también habló de su deseo de que ‘Emociones de un binomio’ esté en la Biblioteca digital de la ONCE, al tiempo que se mostró convencido de su libro es su “tarjeta de presentación” y su forma de “dar a conocer su historia”.

Durante el acto celebrado en el Hall del Centro Cultural Quijano,  el publicista y empresario torrelaveguense reconoció que el tránsito de vidente a ciego fue “muy complicado”, pero también que las emociones que sus perros guía le han proporcionado, a lo largo de los últimos años, han sido “positivas” e “importantes”.

“Con un bastón me sentía ridículo porque no me iba y me acomplejaba”, confesó el torrelaveguense, quien explicó que fue precisamente esa sensación la que le animó a solicitar un perro guía a la Fundación que la ONCE tiene en Boadilla del Monte, en Madrid.

Javier Peña Ruiz-Capillas aseguró sin tapujos que las vivencias con los tres canes que le han acompañado a lo largo de las últimas tres décadas no han sido las mismas.

Así, afirmó que, con la primera, “me entendía mal con ella”, y recalcó que, por el contrario, Gaynor, el segundo, el coprotagonista de su libro, fue “espectacular”, “un conquistador y un ligón”, hasta el punto, según contó, que “mi perro eligió a mi pareja”.

La movilidad me da la mi perro, me pone los ojos

Además de dar a conocer su propia experiencia, con su libro Javier Peña Ruiz-Capillas ha querido rendir su particular homenaje a Gaynor, su perro guía, el mismo que, en 10 años no le falló nunca.

“En mi vida, la movilidad me la da mi perro, que me pone los ojos y puedo salir tranquilo”, relató el empresario, quien subrayó que los perros guía, aunque puede tener sus días malos, trabajan las 24 horas, estando “siempre dispuestos y contentos”.

En su charla, el torrelaveguense habló sin reservas de lo “mucho que hemos avanzado”, en relación a la integración de los perros guía en nuestra sociedad, un trabajo que ha dejado, en su caso, numerosas anécdotas, recogidas muchas de ellas en su publicación.

Aunque admitió que las personas invidentes tienen motivos para estar enfadados él aseveró que “no soy un amargado porque veo el vaso medio lleno”.

Las ciudades se nos están complicando

En el debate-coloquio que siguió a su charla, el público se interesó por los motivos que le llevaron a escribir y por qué en este momento.

Javier Peña Ruiz-Capillas contó que lo hacía por las tardes, con mucha de la documentación que tenía grabada, si bien dejó claro que esperó a que Gaynor muriera para escribirle. “Es una maravilla que tenía que dar a conocer”, apostilló.

Preguntado por la vida de los perros guía, explicó que funcionan con órdenes y, por ello, a los diez años tienen que jubilarse, pudiendo volver a la Fundación ONCE de Perros Guía o quedarse, como en su caso, en su familia, en concreto, con su hija y sus nietos y es que, en su opinión, “es muy difícil desprenderse de un ser tan querido”.

Respecto a la irrupción, por ejemplo, de los nuevos vehículos o patinetes eléctricos, hizo hincapié en que, al igual que la supresión del pitido de los semáforos de los pasos de cebra están generando cambios, al tiempo que apuntó que “las ciudades se nos están complicando”.