Cultura

La Escuela municipal de trajes regionales del Ayuntamiento de Piélagos reanuda su actividad este curso 2021-2022 tras el obligado parón debido a la pandemia

Un total de cinco alumnas participan en las clases que semanalmente imparte en Renedo la diseñadora y profesora de corte y confección Mª Jesús Pérez Díaz, en las que enseña a realizar una amplia variedad de trajes cántabros, tanto para hombre como para mujer, así como de esos otros que se llevaban cuando el emperador Carlos V desembarcó en el Puerto de Laredo en su viaje hacia su retiro en el Monasterio de Yuste

La Escuela municipal de trajes regionales del Ayuntamiento de Piélagos reanudó el pasado mes de octubre su actividad, coincidiendo con el arranque del curso escolar 2021-2022, tras el obligado parón del anterior, debido a la pandemia.

Un total de cinco alumnas participan desde entonces en las clases que semanalmente imparte en Renedo la diseñadora y profesora de corte y confección Mª Jesús Pérez Díaz, en las que enseña a realizar una amplia variedad de trajes cántabros, tanto para hombre como para mujer, así como de esos otros que se llevaban  cuando el emperador Carlos V desembarcó en el Puerto de Laredo en su viaje hacia su retiro en el Monasterio de  Yuste, en Cáceres.

El concejal de Cultura, Roberto Ruiz Argumosa, recuerda que la Escuela municipal de trajes regionales se creó hace más de dos década para vestir a los alumnos y alumnas de otra escuela municipal, la de folclore, con el objetivo de que éstos actuasen siempre ataviados con los trajes tradicionales.

Ruiz Argumosa explica que, bajo la dirección ininterrumpida de Mª Jesús Pérez Díaz, ha sido y sigue siendo un punto de encuentro de vecinas de todas las edades, no sólo mayores sino también jóvenes, interesadas en aprender a cortar y confeccionar su propio traje.

En este sentido, destaca que, a lo largo de dos décadas de historia, a través de esta escuela municipal se han confeccionado más de 300 trajes, de niño y niña, pero también de hombre y mujer, todos ellos hechos a mano.

Deseos hechos realidad

Tamara reconoce que su llegada a la Escuela municipal de Piélagos fue a raíz de un partido de fútbol. “Conocí a al marido de María Jesús y cuando le comenté que vivía en Renedo, él me dijo que su mujer era profesora de trajes regionales aquí”, rememora esta joven, quien matiza que nunca se había atrevido porque no sabía coser.

“Estoy contentísima y me gusta mucho más de lo que yo pensaba”, asegura Tamara, al tiempo que se muestra convencida de que “con María Jesús es súper fácil”.

Tamara confiesa entre bromas que “sabía coser un botón y mal”, pero dice orgullosa que, después de haber hecho la camisa, “ahora estoy con la falda y no lo estoy haciendo tan mal”.

Su amiga Sara sabía coser, hacer punto de cruz, ganchillo y labores. Por eso, cuando Tamara le comentó que se había apuntado a la Escuela municipal de trajes regionales de Piélagos, ella también se animó.

“Yo quería hacerme un traje de ama de cría porque mi madre desciende de la zona pasiega y su bisabuela había sido ama de cría”, explica Sara, quien confiesa que, hasta ahora, lo que más le ha costado ha sido las lorzas de la camisa porque “son muy estrechitas y hay que hacerlas todas iguales”.

Por su parte, Martina cuenta que su deseo de tener su propio traje regional surgió en Valencia. Fue en esta ciudad, en una ofrenda floral con motivo de la celebración de las Fallas, en la que desfilan todas las casas regionales, cuando se dio cuenta de que los de Cantabria eran “muy pobres y sencillos”.

Esta mujer precisa que, al volver a Cantabria, conoció a María Jesús y le propuso llevar su “maravillosa” ropa para desfilar allí. “Fue tal el éxito que no sólo la Casa de Cantabria en Valencia le encargó unos trajes regionales sino que tuve la oportunidad de hacerme mi propio traje”, recuerda Martina, al tiempo que recalca “no es mi profesión, pero con sus indicaciones (en alusión a la responsable de la escuela) se hace todo mucho más fácil”.

En el caso de María Belén está tejiendo un vestido de Carlos V para su nieta porque ella ya tiene el suyo con capa. “De lo primero que fuimos es de monjas y lo pasamos muy bien porque hasta dimos el pego”, rememora esta mujer, quien apunta que, junto con su amiga Carmen -a la máquina- se decidió a participar en las clases de la Escuela municipal de trajes regionales.

Una intensa actividad

María Jesús Pérez Díaz hace hincapié en que esta escuela municipal cultural enseña a sus alumnos a realizar una amplia variedad de prendas que, en el caso de los trajes de mujer, incluyen la camisa de tela de lino con pequeñas lorzas o pliegues alrededor del cuello; el refajo, que es la falda de color  (amarillo, rojo, verde…) con franjas de terciopelo negro y la falda de tela gruesa, bayeta, sayalete o terciopelo.

En las clases de la Escuela municipal de trajes regionales del Ayuntamiento de Piélagos se aprende también a confeccionar el delantal, normalmente de terciopelo adornado con pasamanería; la faldiquera, que siempre va debajo de la falda -excepto en el traje campurriano- y se usaba como bolso; la chaqueta, para el traje de pasiega o el chaleco o justillo, cuando es de romería.

Además, se confeccionan los escarpines, para las albarcas y se elaboran de manera artesana adornos y complementos como pendientes y collares fabricados con coral, lapislázuli, azabache y plata; paraguas y los mantíos, que es el conjunto de paños que forman el toldo del cuévano niñero.

Asimismo, puntualiza que, cuando se trata de trajes para hombres, la escuela municipal enseña a realizar las piezas que lo componen, es decir, la camisa, adornada con vainicas; el chaleco; la chaqueta; el pantalón, que la mayoría de las veces va con remonteras, que son adornos de otro color y los escarpines o chátaras.

Por último, confeccionan los sombreros, que pueden ser, según el traje, la montera, el de copa o el galero.